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sábado, 15 de diciembre de 2007

La Navidad. Segunda Parte.

Después de una semana de muchos líos, en la que no he tenido tiempo para nada más que trabajar, vuelvo a mi rincón a seguir desordenando temáticamente.

Parecía que estaba escribiendo temas de Navidad con mucha precipitación, pero lo cierto es que estamos a tiro de piedra de las Fiestas del año que más me gustan, por miles de razones.

Así pues, prosigo con lo que empecé: La Navidad. Segunda Parte.

Parto de la base de que lo que aquí escribo sólo pretende respaldar lo que los Evangelios nos cuentan. Los evangelistas no trataron de pormenorizar, sino que se centraron en lo realmente importante, dejando aparte minucias, como las que yo recojo aquí. El mensaje ciertamente importante es el que aparece en los Evangelios, la Verdad es la que recogen, esto sólo es una "ampliación" desde el punto de vista histórico. El amigo Dardo nos alertó del peligro del uso de la Historia en esta materia. En parte estoy de acuerdo, pero lo que trato de recoger es sólo algo que ciertamente viene a respaldar lo que leemos en los Evangelios. No obstante, y haciendo caso a Dardo, lo prevengo a los efectos que procedan.

Los Reyes Magos.

"Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén. Ellos, habiendo oído al rey, se fueron. Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino." (San Mateo 2, 1-12).

El término mago procede del término griego "magoi". "Magoi" significa matemático, astrónomo y astrólogo. No mago de magia, que recordemos era algo tremendamente perseguido en las Escrituras. Si tomamos en cuenta esta traducción y las citas de San Mateo podemos considerar a los Reyes Magos como hábiles observadores del cielo, como sabios.

El título de monarcas puede proceder de una cita del teólogo y abogado cartaginés Tertuliano (Siglo II) basándose en el siguiente texto del Salmo Proverbio para Salomón:

"Los reyes de Tarsis y de las costas traerán presentes; los reyes de Sabá y de Seba ofrecerán dones."

Por otra parte el número de Reyes Magos tampoco se cita con exactitud. En distintas representaciones iconográficas realizadas en templos durante los siglos III y IV aparecen dos, tres y hasta cuatro. Fuentes sirias o armenias pensaron en doce Reyes al relacionarlos con las doce tribus de Israel o con los doce apóstoles. Los cristianos egipcios creían que eran sesenta. En el siglo tercero, el teólogo Orígenes indicó que eran tres. Al fin y al cabo son tres los regalos que se nombran en el Evangelio de San Mateo: oro, incienso y mirra, lo cual lo dota de cierto sentido común.

¿De dónde vinieron?

Tradicionalmente se considera que eran babilonios, entre otras cosas por algunos puntos en común con el pueblo judío y porque el resto de Israel estaba rodeado por el Imperio Romano, y parece difícil que pudieran pasearse con oro, incienso y mirra tan alegremente. Muchos investigadores (ojo, que los hay que estudian esto, y en realidad todo lo que escribo es un compendio de distintas teorías y escritos que he ido recopilando) los consideran originarios de Persia. Al parecer, los sacerdotes persas de los siglos V y VI a.C. también le ofrecían a su dios oro, incienso y mirra.

Algunas pinturas afianzan también esta teoría "persa". Una de las más famosas es la existente en un mosaico situado en la iglesia de San Apolinar el Nuevo, en Rávena (Italia). En ella se ven a los tres reyes (por cierto, el mítico Baltasar no es negro en esta pintura) con una indumentaria persa compuesta por capa y gorros frigios característicos por su punta inclinada hacia delante.

Pero la teoría persa contiene un "pequeño" problema para sostenerse. Apenas existe una cultura astronómica persa mientras que la tradición astronómica en Babilonia tuvo sus orígenes en el tercer milenio antes de Cristo. Los babilonios fueron casi los primeros en realizar observaciones astronómicas precisas. Además dieron nombres a muchas constelaciones, algunos de los cuales seguimos usando hoy día con las lógicas modificaciones lingüísticas. O sea, que si mantenemos que eran astrónomos, tienen todas las papeletas de que eran babilonios. Además, está a la mitad de distancia que Persia: 900 km frente a 1.800.

Otra leyenda cuenta que después de la Resurrección de Jesús, el apóstol Tomás los halló en Saba (India), que fueron bautizados y que se les consagró obispos; después fueron martirizados en el año 70 y fueron depositados los 3 en el mismo sarcófago. Los restos fueron llevados a Constantinopla por Santa Elena. Posteriormente, Federico I Barbarroja, en el siglo XII, las trasladó a Colonia, donde hoy reposan sus cenizas con las coronas que supuestamente llevaron durante su existencia. De hecho, visitando la Catedral de Colonia podemos ver los restos de los Reyes Magos, depositados en una urna en el Altar Mayor.

2 comentarios:

Dardo dijo...

Gonover, amigo, un honor inmerecido el que me haces. Pero te ruego que nunca te sientas cohibido por mis comentarios que siempre pretendo sean constructivos desde mi opinión. Gracias.

Antes que nada, decirte que me ha encantado esta entrada tan oportuna en estas fechas.

Con tu permiso y a propósito de los reyes astrólogos te transcribo estas líneas de la última encíclica (SPE SALVI facti sumus) que he leído hoy:

"El racionalismo filosófico había relegado a los dioses al ámbito de lo irreal. Se veía lo divino de diversas formas en las fuerzas cósmicas, pero no existía un Dios al que se pudiera rezar. Pablo explica de manera absolutamente apropiada la problemática esencial de entonces sobre la religión cuando a la vida «según Cristo» contrapone una vida bajo el señorío de los «elementos del mundo» (cf. Col 2,8). En esta perspectiva, hay un texto de san Gregorio Nacianceno que puede ser muy iluminador. Dice que en el mismo momento en que los Magos, guiados por la estrella, adoraron al nuevo rey, Cristo, llegó el fin para la astrología, porque desde entonces las estrellas giran según la órbita establecida por Cristo. En efecto, en esta escena se invierte la concepción del mundo de entonces que, de modo diverso, también hoy está nuevamente en auge. No son los elementos del cosmos, la leyes de la materia, lo que en definitiva gobierna el mundo y el hombre, sino que es un Dios personal quien gobierna las estrellas, es decir, el universo; la última instancia no son las leyes de la materia y de la evolución, sino la razón, la voluntad, el amor: una Persona. Y si conocemos a esta Persona, y ella a nosotros, entonces el inexorable poder de los elementos materiales ya no es la última instancia; ya no somos esclavos del universo y de sus leyes, ahora somos libres. Esta toma de conciencia ha influenciado en la antigüedad a los espíritus genuinos que estaban en búsqueda. El cielo no está vacío. La vida no es el simple producto de las leyes y de la casualidad de la materia, sino que en todo, y al mismo tiempo por encima de todo, hay una voluntad personal, hay un Espíritu que en Jesús se ha revelado como Amor".

Y por último, y aprovechando tu hospitalidad, un apunte más. Los tres regalos (oro, incienso y mirra) están cargados de simbolismo. Me explico: el oro de alguna manera nos indica que el nacido es un niño Dios; el incienso es el perfume que sube a los cielos como nuestras plegarias y la mirra es un aceite perfumado que sirve para embalsamar a los muertos, con lo que de alguna manera nos está anticipando el drama de la Muerte y Crucifixión que le espera al Salvador.

Un abrazo.

Gonover dijo...

Nada hombre, nada.

El significado de los regalos estaba guardado para otra entrada más próxima al 6 de enero...

Muchas gracias Dardo, un placer verte por aquí.