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sábado, 27 de diciembre de 2008

El día de los Santos Inocentes (Reposición).

Llega el 28 de diciembre, y como cada año el día se llena de bromas y la televisión de galas benéficas.

Siempre me ha gustado gastar alguna bromilla, y lo cierto es que no sabía realmente de dónde viene esta tradición jocosa. Así que me interesé por el tema.

Al parecer, la tradición viene de la Edad Media. Durante la semana del 25 al 31 de diciembre se conmemoraba la llamada "Fiesta de los Locos", en la que el pueblo sustituía por varios días a las autoridades tomando sus lugares y gastando bromas, que a veces se tornaban en verdaderas excentricidades, para causar diversión. Usaban disfraces, y realmente era una especie de carnaval.

Otra teoría habla del "Obispillo de los Inocentes". También de origen medieval. Existía la costumbre de elegir, el día de San Nicolás (6 de diciembre), un Obispillo, seleccionado entre los niños del coro de las catedrales, y cuya dignidad duraba hasta el 28 de diciembre, día de "Los Inocentes". Por esta razón, y porque era heredero de otra figura popular anterior, la del "Obispo de los locos" (que representaba la inversión de los órdenes sociales y, por tanto le era permitido toda forma de bromas) tomó el nombre de "Obispillo de Inocentes".

Pero detrás de este carácter bromista del día se esconde una tragedia. Todos conocemos la matanza del Rey Herodes de los niños menores de dos años.

Según señala el Evangelio de San Mateo, Herodes llamó a los Sumos Sacerdotes para preguntarles en qué sitio exacto iba a nacer el rey de Israel, al que habían anunciado los profetas. Ellos le contestaron: "Tiene que ser en Belén, porque así lo anunció el profeta Miqueas diciendo: Y tú, Belén, no eres la menor entre las ciudades de Judá, porque de ti saldrá el jefe que será el pastor de mi pueblo de Israel" (Miq. 5, 1).

Entonces Herodes se propuso averiguar exactamente dónde estaba el niño, para después mandar a sus soldados a que lo mataran. Y fingiendo, convenció a los Reyes Magos para que le informasen de dónde nacía el Mesías, para ir él también a adorarle. Los magos, en sueños recibieron el aviso divino de que no volvieran a Jerusalén y regresaron a sus países por otros caminos, y Herodes se quedó sin saber dónde estaba el recién nacido. Esto lo enfureció hasta el extremo, por lo que rodeó con su ejército la pequeña ciudad de Belén, y dio la orden de matar a todos los niños menores de dos años, en la ciudad y alrededores. El mismo evangelista San Mateo afirmará que en ese día se cumplió lo que había avisado el profeta Jeremías: "Un griterío se oye en Ramá (cerca de Belén), es Raquel (la esposa de Israel) que llora a sus hijos, y no se quiere consolar, porque ya no existen" (Jer. 31, 15).

¿Cuántos murieron? No hay acuerdo en el número, pero de todos modos, entiendo que no es importante el número. Es importante cómo la soberbia del ser humano, y su egoismo, puede llevarle a cometer tropelías de semejante calado. Si estorban los niños, se les mata. No pasa nada, no se pueden defender. Esto me lleva inequivocamente al debate, hoy de actualidad, del aborto. La soberbia y el egoismo nos han llevado a decidir sobre vidas indefensas, trasladando a médicos y madres la potestad de decidir sobre la vida de un bebé. Herodes, revestido de su poder como Rey tuvo su amparo legal (el rey hacía lo que realmente quería). Ahora nos lavamos la conciencia con leyes que condenan a niños a una muerte injusta.

En mi opinión, el día de los Santos Inocentes rememora algo que pasó hace mucho tiempo, y que se repite en la actualidad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gonover, creo que es dificil que nos podamos ver estas navidades, así que aprovecho ahora para desearte unas muy felices fiestas (con un poco de retraso) y un nuevo año repleto de felicidad. Y gracias por el mensaje del 24. Ya hablaremos, ¡que tenemos noticias que contaros!

Un abrazo a los dos.

Gonover dijo...

Uyuyui....